A ti Señor de la Misericordia, oramos.
Te pedimos por nuestra patria.
Te pedimos tu paz, para el mundo cada vez más alejado de ti.
Te pedimos que tu luz ilumine nuestros corazones y de quienes nos gobiernan para poder volver a soñar con la Patria grande de nuestros mayores.
Soñamos que Tú, Jesús, reines en los corazones para llenarlos de amor y misericordia:
por los tantos y tantos necesitados, por los que tienen hambre, por los que lloran, por los que tienen sed de justicia, por los desesperados, por los que perdieron la esperanza para que vuelvan a ponerse de pie.

Te pedimos Señor por Tu misericordia, para ser todos más solidarios.
Soñamos con nuestra patria protegida bajo el manto de tu madre. Soñamos con la paz en nuestras calles. Soñamos con nuestros niños sin hambre. Soñamos a los hombres con las manos llenas de trabajo y no con las manos vacías y sin destino. Soñamos con nuestras madres cantando a los niños en las plazas. Soñamos con nuestros abuelos viviendo en paz el otoño de sus vidas. Soñamos con nuestra juventud lejos de la violencia, la droga, y el alcohol, llena de sueños cantando un canto de esperanza.

Te pedimos Padre, por la Divinidad de Tu amadísimo hijo, Nuestro Señor Jesucristo, inclines tus oídos para escuchar nuestros ruegos.

Entonces, entonces sí, Padre, podremos volver a soñar y cantaremos eternamente Tu Misericordia, y gritaremos al mundo entero llenos de esperanza y alegría: ¡Alabado seas Jesucristo por tu Infinita Misericordia!

AMÉN.

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