Te damos gracias, Señor, porque tu Palabra sigue siendo viva y eficaz entre
nosotros. Reconocemos nuestra impotencia e incapacidad para comprenderla
y dejarla vivir entre nosotros, ella es más poderosa y más fuerte
que nuestras debilidades, más eficaz que nuestra fragilidad, más penetrante
que nuestras resistencias.

Por eso te pedimos que nos ilumines con tu Palabra, para que la tomemos
en serio y nos abramos a aquello que nos manifiesta, para que confiemos
en ella y le permitamos actuar en nosotros de acuerdo con la riqueza
de su poder.

Madre de Jesús, que confiaste sin reservas, pidiendo que se cumpliese en
ti la Palabra que te fue dirigida, danos el espíritu de disponibilidad para
que volvamos a encontrar la verdad sobre nosotros mismos.

Haz que ayudemos a hombres y mujeres a encontrar la verdad de Dios
sobre cada uno. Haz que la encuentren plenamente el mundo y la sociedad
en que vivimos, las personas a las que queremos humildemente servir.

Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, tu Palabra encarnada, por su muerte
y resurrección, y por el Espíritu Santo que renueva constantemente en
nosotros la fuerza de esta Palabra.

AMÉN.

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